Periodismo en Misiones: pagar para trabajar

En “La tierra sin mal”, los periodistas y comunicadores, muchos que durante las campañas electorales son sobre explotados para que ganen los que ganan desde hace dos décadas, pagan para trabajar.

Un camarógrafo de móviles, editor, fotógrafo y asistente del popular noticias de la calle, gana 160 mil pesos. El salario además de ser de hambre, es informal y roza la esclavitud. Los derechos laborales, en los medios de comunicación de Misiones, no existen, viáticos no alcanzan y a veces tampoco hay francos ni feriados.

En el canal oficial la situación no es muy disímil y hasta pueden ser peores. Las condiciones de contratación son múltiples, en su gran mayoría de un nivel de humillación y maltrato, que mantiene en silencio a los trabajadores, desorganizados y algunos haciendo arreglos particulares para sobrevivir.

Están quienes tienen contrato con la Policía y son adscriptos al canal. En la lógica propia del multimedios y avalado por el ejecutivo provincial, significa que la policía de Misiones paga ese salario. Por dar solo uno de tantos ejemplos, esto lleva a que actualmente un policía que cubre policiales, juicios, entre otros temas cobre muy por encima del salario de un periodista monotributista o contratado por la empresa Marandú Comunicaciones que ronda los 200 mil pesos.

Para algunos trabajadores de Multimedios SAPEM u otros medios privados, resulta humillante y hasta vergonzoso decir cuánto gana. Sobre todo porque el oficialista Canal 12 y los que reciben sumas millonarias de pauta oficial y renovadora son los medios de comunicación que contratan de las formas más irregulares y precarizadas a trabajadores con sueldos de entre 160 y 200 mil pesos.

Esos que ganan las elecciones provinciales y actualmente gobiernan, mantienen un séquito de trabajadores esclavizados -y no se entiende cómo- muy bien amansados. Se puede suponer que a costa de maltrato, humillación, persecución y censura. A algunos trabajadores les da miedo perder el trabajo en el que les pagan 180 mil pesos, otros han recibido amenazas de diferentes tenores, más todas preocupantes; y otros supieron acomodarse de bufones o buchones. De esta manera, una cúpula de 3 personas malversa la caja del canal provincial a costa de empujar a sus trabajadores a la pobreza.

Ningún trabajador de medios en Misiones alcanza un salario que cubra la canasta básica, que en abril fue de 828 mil pesos. Hablo de los trabajadores que tiran cables y operan transmisiones, de los que posponen su vida por desgrabar un audio del gobernador, de los que fuera de horario buscan la primicia o le dan una vuelta al contenido para que una noticia se publique. Hablo de los trabajadores que sabemos que en Misiones no todo es el mundo rosa que intenta imponer el canal oficia, pero no podemos decir nada, ni siquiera en nuestros ámbitos más personales o cercanos. A más de uno le pasó, que su jefe de forma simpática y cínica le sugiriera que borre determinado contenido de tus redes sociales, hoy solo imaginar ese apriete da escalofríos.

Ser periodista, comunicador o trabajador de prensa en Misiones es una película de miedo. Miedo, porque no sabes cuándo te quedas sin trabajo. Por lo general quienes están contratados, lo están por seis meses. El mismo día en que te hacen firmar el contrato, con Marandú Comunicaciones por ejemplo, te imponen refrendar tu renuncia sin fecha. Se preguntarán si existe prueba de esto. Lamento decirles que la secretaria que oficia el “trámite” no permite tomar fotografías, ella también cuida su puesto laboral y los bienes de quienes en sus ratos libres le mandan a pasear al perro que se encuentra solo pobrecito en su lujoso departamento de la o el jefe. En el mejor de los días solo tiene que ocuparse de encargar, pagar y retirar la vianda saludable de su superior.

¿Qué rol tienen los periodistas y comunicadores misioneros en el actual estallido que algunos se animan a llamar el incipiente misionerazo?

La provincia vive una de las crisis más agudas de los últimos 20 años. El descontento social consecuencia de una larga asfixia económica a todos los trabajadores de la administración pública y a una gran parte del sector privado, ganó la calle en la última semana.

Movilizaciones, acampes, cortes de ruta y acciones de protesta de docentes, personal de salud y fuerzas provinciales de seguridad, son noticia en la primera plana de los medios nacionales. Al estallido se sumaron empleados de ecología provincial, municipales, guardaparques, taxistas, judiciales y de energía. En la tarde del miércoles 22 de mayo, estudiantes y trabajadores de la universidad llevaron la marcha de las antorchas hasta la Av. Uruguay y Trincheras, donde se sitúa desde hace casi diez días el picante escenario de crisis que vive Misiones. Sumaron así la voz y el reclamo universitario a la larga lista de peticiones y urgencias que el Gobierno del Frente Renovador de la Concordia Social aún no respondió.

Al panorama incierto que viven los misioneros, se suma la marcada ausencia del Ministro de Hacienda, el apostoleño Adolfo Zafrán quien debería dar argumentos acerca del destino de la plata de los misioneros.

El blindaje mediático provincial es perverso. Esconde y silencia la realidad que vive la tierra colorada, más aún en este contexto en el que se masifican, a nivel nacional e internacional, voces misioneras que cuestionan el relato oficial del Frente que conduce el driver.

El incondicional aparato de comunicación con el que cuenta el Gobierno Provincial, que spmea en radios, portales, canales y prensa gráfica relatos que llegan al absurdo de tan alejados de la realidad, se sostiene con el trabajo de miles de trabajadores periodistas y comunicadores, históricamente condenados a la pobreza y a la inestabilidad psíquica consecuencia de la persecución, de los aprietes y la precarización.

Carta abierta de una trabajadora de prensa de Misiones

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