Crisis en la salud pública de Río Negro: el Hospital Zatti al borde del colapso

La Asociación Sindical de Salud Pública denuncia la falta de insumos y la creciente fuga de médicos en toda la provincia, señalando la incapacidad del gobierno de Weretilneck para garantizar el derecho a la salud.


Un sistema de salud en ruinas

La gestión de Alberto Weretilneck en Río Negro enfrenta una crisis sanitaria que afecta gravemente a la población. Marisa Albano, referente de la Asociación Sindical de Salud Pública de Río Negro (ASSPUR) de Viedma, reveló en declaraciones recientes un panorama alarmante: hospitales sin insumos, falta de medicamentos y una masiva fuga de profesionales médicos que deja desprotegidos a miles de rionegrinos.

El caso del hospital Artémides Zatti de Viedma es solo uno de los ejemplos de la devastación que atraviesa el sistema de salud provincial, un espejo de lo que ocurre en cada rincón de Río Negro. Albano fue clara al denunciar: «No se puede garantizar la salud a la población».

Fuga de profesionales y desabastecimiento en los hospitales

La gravedad de la situación queda evidenciada en las cifras. Según Albano, solo en el último tiempo, 180 trabajadores de salud han abandonado sus puestos en la provincia, la mayoría de ellos médicos. En Bariloche, cinco profesionales han renunciado recientemente. Esta fuga masiva no es casual: la falta de insumos, los sueldos insuficientes y las paupérrimas condiciones laborales están ahogando a los hospitales públicos, al punto de que muchos profesionales optan por desvincularse, amparados en la ley, para buscar mejores oportunidades en otros lugares.

Albano ejemplificó con el caso de un cirujano de renombre, con 16 años de servicio en el hospital Zatti, que decidió, junto a su esposa, también médica, desvincularse del sistema público. Este es solo un indicio de la dimensión del problema, uno que parece no preocupar al gobierno de Weretilneck.

El Hospital Zatti: sin insumos y con pacientes a la deriva

El hospital Zatti enfrenta una realidad dramática: la falta de reactivos para realizar exámenes de laboratorio ha llevado a que se priorice únicamente a embarazadas y pacientes oncológicos, mientras el resto de la población queda en la incertidumbre. «Se eligen los pacientes», explicó Albano, una frase que debería resonar con fuerza en los oídos de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de gestionar el sistema de salud.

Además, no hay penicilina disponible para el tratamiento de enfermedades como la sífilis, y la falta de insumos amenaza con generar graves problemas para las internaciones a corto plazo. Este desabastecimiento es un claro reflejo del abandono estatal, que parece más interesado en presentar un maquillaje de normalidad que en atender la crisis estructural de la salud.

La deuda de IPROSS y la inacción del gobierno

A esto se suma la grave deuda de las obras sociales con los hospitales públicos. Albano denunció que el Instituto Provincial del Seguro de Salud (IPROSS) adeuda 150 millones de pesos solo al hospital de Viedma, lo que agrava aún más la precariedad del sistema. Esta deuda, sumada a la falta de presupuesto adecuado, ha generado un estado de colapso inminente en los nosocomios de la provincia.

La referente de ASSPUR exigió mayor presupuesto para la salud y solicitó a los legisladores que aprueben leyes necesarias para poner fin a los parches que apenas sostienen el sistema a flote. Albano también pidió a la provincia que reclame los pagos adeudados por prestaciones a través del FOS, dejando en claro que la situación es insostenible.

Weretilneck y la negligencia en la gestión de la salud

El gobierno de Weretilneck ha demostrado una profunda incapacidad para gestionar la salud pública en Río Negro. Si realmente les interesara garantizar la salud de los rionegrinos, deberían empezar por generar las condiciones que lo permitan: destinar un presupuesto adecuado, asegurar insumos y medicamentos en los hospitales, y pagar sueldos dignos que retengan a los profesionales médicos.

Hoy, lo que enfrenta Río Negro no es solo una crisis sanitaria, sino el reflejo de un gobierno provincial que ha preferido ignorar los derechos básicos de sus ciudadanos en favor de una gestión desastrosa. Mientras Weretilneck siga priorizando intereses ajenos al bienestar de la población, seguiremos viendo cómo el sistema de salud se desploma, con profesionales agotados y hospitales que apenas pueden operar. El mamarracho de una gestión que ya no puede esconderse más.

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