Kicillof ratificó que el peronismo sólo piensa en elecciones y mientras critica a Milei deja que avance la motosierra

Con la presencia de Máximo Kirchner, el gobernador de la provincia de Buenos Aires fue el orador central en el acto organizado en la Quinta de San Vicente. Massa fue el gran ausente, pero desde el entorno del gobernador señalaron: “Sergio es un dirigente muy importante en esta reconstrucción”. El peronismo y Kicillof volvieron a dejar en claro que solo piensan en reordenar su interna, mientras especulan con que el ajuste de Milei podría jugarle a favor electoralmente. “Unidad hasta que duela”, una receta que ya fracasó con el Frente de Todos y que le abrió paso a la derecha.

En un acto organizado en la Quinta de San Vicente para recordar los 50 años de la muerte de Perón, Axel Kicillof volvió a ratificar sus intenciones de proponerse como nuevo líder de un peronismo en crisis, pensando en las elecciones legislativas del año que viene y de cara a lo que serán las presidenciales de 2027. Cuando todavía faltan tres años y medio para eso, toda la actividad del peronismo parece puesta en función de ese objetivo. Mientras tanto, le deja las manos libres a Milei y sus aliados para que lleven adelante su plan motosierra, especulando con que las desastrosas consecuencias podrían jugarle a favor llegado ese momento.

La foto del acto, es quizá la mejor muestra de este intento de reconstrucción. Máximo Kirchner, públicamente enfrentado con el gobernador bonaerense, fue parte de la primera fila que escuchó atentamente su discurso de cierre. El dato no es un detalle menor: uno de los objetivos era enviar una señal de unidad, en medio de un encuentro que contó con la presencia de casi todos los sectores que hoy forman el peronismo de la provincia.

A diferencia del plenario organizado en Florencio Varela en mayo, donde La Cámpora pegó el faltazo, esta vez se pudo ver a sus principales dirigentes dando el presente. Además de Máximo Kirchner estuvieron la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; el exministro del Interior, Wado de Pedro y el actual intendente de Lanús, Julián Álvarez. También estuvieron intendentes e intendentas de la provincia, el “albertismo” representado en Santiago Cafiero y Victoria Tolosa Paz, Natalia Zaracho y Federico Fagioli de Patria Grande (la agrupación de Juan Grabois), además de distintos gremios y movimientos sociales.



Máximo Kirchner estuvo en primera fila, junto a otros dirigentes como Wado de Pedro y Mayra Mendoza.

Máximo Kirchner estuvo en primera fila, junto a otros dirigentes como Wado de Pedro y Mayra Mendoza.

En primera plana también se pudo ver a varios dirigentes sindicales como Roberto Baradel, Hugo Yasky y a los titulares de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña, quienes días antes de que el oficialismo comprara los votos que le faltaban para la Ley Bases andaban ocupados paseando por Suiza, lo más lejos posible. También se vio a su lado a Pablo Moyano, el líder camionero que decidió retirarse antes de llegar al Congreso el día de la votación, debilitando la lucha contra la ley y facilitando la represión policial. Esta vez, los tres pudieron llegar a destino y fueron parte de la convocatoria.



Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano.

Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. El triunvirato de la CGT fue parte importante de garantizar la convocatoria al acto.

El acto también contó con la presencia en el escenario del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, la senadora catamarqueña Lucía Corpacci y la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario. Una escena pensada y trabajada para lograr mostrar una foto de unidad y enviar un mensaje en medio de la interna, aunque con una ausencia importante como la de Massa y el Frente Renovador. No sólo no estuvo presente el exministro de Economía del Frente de Todos y excandidato presidencial, sino que tampoco asistió nadie de su fuerza política, incluídos quienes son actualmente ministros de Kicillof como Jorge D’Onofrio (Transporte).



Junto a Kicillof, en el escenario estuvieron Verónica Magario (vicegobernadora de Buenos Aires), Ricardo Quintela (gobernador de La Rioja) y Lucía Corpacci (senadora por Catamarca).

Junto a Kicillof, en el escenario estuvieron Verónica Magario (vicegobernadora de Buenos Aires), Ricardo Quintela (gobernador de La Rioja) y Lucía Corpacci (senadora por Catamarca).

A pesar del faltazo, desde el entorno del gobernador Kicillof aseguraron que cuentan con Massa y con su partido para el armado que están empezando a tejer de cara al año que viene. “Son parte de esta gran alternativa. Sergio es un dirigente muy importante en esta reconstrucción” aseguró el ministro Katopodis, demostrando la apuesta a confluir en el mismo armado. Parece que poco importa en el balance las denuncias que incluso sectores de Unión por la Patria han hecho sobre la contribución que Massa hizo para las listas de Milei y de La Libertad Avanza.

Especulando con el ajuste

El gobierno de Milei está plagado de contradicciones y con una fragilidad extrema para poder llevar adelante los objetivos que se plantea para favorecer al gran capital. Sin embargo, parte del equilibrio que lo sostiene es el favor indispensable del peronismo que lo ha dejado avanzar hasta ahora sin oponer ningún tipo de resistencia: sus dirigentes sindicales negándose a convocar medidas serias para enfrentar los ataques y borrándose de la calle, al mismo tiempo que sumándose a las intenciones de todos los demás sectores a discutir como ordenar la interna en el llano para construir un nuevo liderazgo de cara a las futuras elecciones.

En ese sentido el discurso de Kicillof confirma la estrategia panperonista de apostar a futuro, mientras en el presente le deja libre el camino al Gobierno para no obstaculizar sus acciones, mientras ajusta y ataca todo lo que la relación de fuerzas le permite.

“Unidad hasta que duela. Que nadie se haga el distraído. es la unidad que tenemos que construir cada uno de nosotros en nuestro territorio”, planteó Lucía Corpacci en la antesala de las palabras de Kicillof. Quintela se expresó en el mismo sentido. Una idea repetida hasta el hartazgo durante el macrismo y que sirvió como justificación para el armado del Frente de Todos, que terminó en un fracaso rotundo y abrió paso a la derecha libertaria que hoy gobierna. La presencia de ambos arriba del escenario es un aporte a esa unidad que Kicillof y el peronismo pretenden mostrar, así como también la apuesta a posicionarse como un dirigente con proyección nacional y no solamente en el territorio bonaerense.

“En esta hora tan dolorosa para el país, nuestra tarea no puede limitarse a la denuncia o la resistencia. Tenemos dos tareas: crear un escudo para proteger los derechos, reduciendo el daño social que ocasionan las políticas del Gobierno, y construir, junto a las fuerzas populares y democráticas de la Argentina, una alternativa que en el futuro permita revertir la destrucción que está en curso y poner al país al camino del desarrollo y la inclusión”, señaló Kicillof ya sobre el final de su discurso.

Por un lado, reducir el daño significa presentar al mismo como algo inevitable y que solo se puede mitigar. Sin embargo, la debilidad del Gobierno ha dado sobradas muestras de que con una respuesta masiva y unitaria en las calles es posible torcerle el brazo y lo que falta es voluntad política. Por el otro, revertir la destrucción que está en curso en el futuro significa que la única alternativa posible es esperar a un recambio electoral y mientras tanto soportar las consecuencias. Ambas tareas van de la mano y solo aseguran que Milei pueda imponer su motosierra sobre los trabajadores y los sectores populares para que el peronismo pueda volver a emerger luego como alternativa electoral , sobre tierra arrasada.

Organizarse para enfrentar el conjunto del plan de Milei, el capital financiero y los grandes empresarios es una necesidad urgente para millones que ven amenazadas sus condiciones de vida. Especular con las consecuencias del ajuste mientras se subordinan todos los tiempos al rearmado de una opción política que fue la que sentó las bases para el ascenso de Milei, solo es funcional a su plan de hambre y miseria.

Fotos: Prensa Axel Kicillof

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