Familia de Facundo Gómez: “El Gobierno quiere instalar el miedo, tenemos que pararle la mano”

Daniela, Cristian, David, Roberto y Facundo llevan veinte días como presos políticos de Milei y Bullrich. La Cámara de Apelaciones debe resolver si los libera, como ya pasó con los otros 28 que el fiscal Stornelli acusó sin pruebas. Aquí la historia de Facundo Gómez en la voz de su hermana Micaela. “La gente tiene que empezar a salir a la calle, esto ya no da para más”, dice mientras lo espera afuera junto a toda la familia.

“Sabemos quiénes nos gobiernan y no es algo que nos sorprenda el hecho de la represión. Pero cuando te toca así de cerca es diferente. Por un lado no sorprende, pero por otro no podemos creerlo. No sé cómo definirlo. Lo ves en las noticias y decís ‘qué terrible’, pero no lo terminás de entender hasta que te pasa. Ellos quieren que la gente tenga miedo de salir a marchar y reclamar, pero aunque tengamos miedo no vamos a parar”, dice a La Izquierda Diario Micaela Gómez. Su hermano Facundo lleva veinte días preso. Es uno de los detenidos el 12 de junio en el marco de la represión en las inmediaciones del Congreso nacional.

Aquel día las fuerzas represivas federales y porteñas recibieron órdenes de infiltrar provocadores, reprimir sin filtro y salir a cazar gente. Cientos de personas heridas, decenas de detenidas y el intento de “liberar” una plaza colmada para evitar que se escuchara el repudio popular a la Ley Bases.

La campaña internacional impulsada por organizaciones de derechos humanos, sindicales, sociales, culturales y políticas logró la liberación de gran parte de las y los detenidos, desnudando la causa penal armada por el fiscal Carlos Stornelli a pedido de Patricia Bullrich. Pero el expediente no se cerró y siguen tras las rejas Daniela Calarco Arredondo, Cristian Valiente, David Sica, Roberto de la Cruz Gómez y Facundo, el hermano de Micaela. El reclamo por su libertad inmediata no cesa, así como el del cierre total de ese expediente de clara persecución política.

Posibles novedades

Seis días después de la represión y las detenciones, la jueza federal María Servini liberó a 28 de los 33 detenidos a los que el fiscal Stornelli había acusado de graves delitos contra el orden constitucional. En un fallo lapidario, dijo que el fiscal acusaba sin tener evidencias y que usó como únicos “testimonios” los de los propios efectivos que realizaron las detenciones. Sin embargo, la jueza le dio un changüí al fiscal (y a la ministra), al dejar a cinco imputados con prisión preventiva (usando esas mismas “pruebas” y “testimonios”).

Tras el fallo de Servini, las defensas de los 33 imputados presentaron recursos ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal. Además de la libertad de los cinco, en todos los casos se pide el desprocesamiento y el cierre definitivo del expediente.

Stornelli también apeló, obviamente en sentido opuesto. El fiscal ahora le pide a la Cámara que ordene la vuelta a prisión de 7 de los 28 liberados. Sin decirlo, al no apelar por los otros 21 el propio funcionario reconoce que aquellas “pruebas” que quiso camuflar de “contundentes” en verdad eran insostenibles. En su apelación, además, no presentó ninguna nueva evidencia que justifique lo que pide.

Según los tiempos procesales, este martes se cumple el plazo para presentaciones de las partes ante la Cámara, que ahora deberá resolver los diferentes recursos. Todas las apelaciones recayeron en la Sala 2, integrada por los camaristas Martín Irurzun, Eduardo Farah y Roberto Boico.

¿Cuáles son las pruebas que tiene Stornelli (y que convalidó Servini) para mantener a cinco personas presas sin evidencias ni más testimonios que los policiales? Esas personas, además de cargar con la misma inocencia que las otras 28, llevan veinte días sufriendo un ataque del Estado tan violento como inesperado. Sica ni siquiera había ido a la movilización. Y aún quienes sí fueron a manifestarse, jamás pensaron que iban a pasar por esto.

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A Facundo la Policía Federal le dio varias trompadas en el estómago para que no pudiera gritar su nombre cuando un fotógrafo se lo pidió mientras filmaba su detención. Como ya se informó, a Colarco Arredondo la extorsionaron en Comodoro Py, “ofreciéndole” su libertad a cambio de declararse culpable y pagar $ 500 mil. Y también se hizo público que en el penal de Ezeiza a varios les tiraron gas pimienta tras obligarlos a desnudarse para registrar sus ingresos. Torturas acompañadas de amenazas, todo penado por la legislación nacional e internacional. Dato no menor: desde el 10 de diciembre el Servicio Penitenciario Federal funciona bajo la órbita del Ministerio de Seguridad.

Bullrich es responsable política de esas torturas y vejaciones. ¿Qué duda cabe? Pero además ella está a la cabeza de todo este entramado político-policial-judicial. El miércoles 12 de junio quisieron “vaciar” la Plaza Congreso a como diera lugar, para que el Senado legalizara los deseos nada mimosos del gatito del poder sin que volara una mosca. Éstas son las consecuencias. Y de esto hablamos con Micaela Gómez, la hermana de Facundo.

  • ¿Quién es Facundo?
  • Mi hermano tiene 31 años, uno más que yo. Desde que nacimos llevamos una vida muy unidos. Tiene un hijo, que cumplió 14 pocos días después de la detención, por lo que no pudieron festejarlo juntos. Ambos viven con mi hermana, la mayor de los tres. Facu trabaja con mi mamá, Elena, vendiendo café en la Plaza Serrano. Ella está hace más de veinte años ahí, nos conoce todo el mundo, nuestra clientela son los propios feriantes y la gente que va a comprar. Él también hace changas o reparto en bicicleta, no tiene un trabajo formal. Fue papá a los 17 y siempre contó con nuestro apoyo. Desde hace tiempo mi sobrino está a su cargo y por eso Facu viene buscando un lugar donde puedan vivir los dos.
  • Un familia de laburantes
  • Sí. Siempre fuimos mi mamá y nosotros tres. Ahora tenemos nuestros hijos también, pero somos una familia chica. Los tres conocimos el trabajo por estar siempre con ella, acompañándola. Facu tuvo trabajos en relación de dependencia, pero nunca le atrajeron mucho, siempre prefirió trabajar por su cuenta. Desde chico fue muy bueno jugando al fútbol. Jugó bastante, pero después dejó, no era para él.
  • El miércoles 12 él fue a la manifestación, ¿no?
  • Sí. Iba a ir con mi mamá, que va siempre a las movilizaciones cuando se reclama por algo que cree justo. Al final ella se enfermó y él fue solo. Ella se quedó con bronca de no poder ir. Nosotros de chicos militamos, ahora ya no. La del 12 era una marcha importante y ellos querían estar. Él fue tarde, después de trabajar. Había estado en contacto todo el día con mi mamá y antes de ir para la plaza fue a llevarle unos remedios. Como a las 17:30 arrancó desde Palermo. Yo no sabía que al final había ido ni sé si él ya estaba enterado de lo que pasaba en Congreso. No llegó a estar mucho, lo detuvieron a las 19:15.
  • ¿Cómo se enteraron de la detención?
  • Minutos antes mensajeó a mi mamá diciéndole que ya se volvía porque no quedaban organizaciones, solo gente suelta, y no había mucho más que hacer. Yo hace rato que no miro tantas noticias, así que en ese momento ni siquiera sabía lo que estaba pasando. Me llamó mi mamá, me contó que la cosa estaba jodida y que había perdido comunicación con Facu. Quedamos en que ella lo llamaba por línea y yo por Whatsapp. Ella logró comunicarse, pero la atendió un policía. Facundo le había rogado que atendiera, que era su mamá y no quería preocuparla. El policía le dijo “a su hijo lo detuvimos por averiguación de antecedentes” y le dio a entender que no demoraría en largarlo.

    Una hora y media después me llegó un mensaje de él diciéndome “me están llevando preso”. Yo estaba en casa, acostada en la cama con mis dos hijos chiquitos. Me desesperé, empecé a llamar a toda la familia y a contactarme con organizaciones que publicaban números en caso de detenciones.

  • ¿Cómo siguieron esas horas?
  • Hasta pasada la medianoche no supimos nada. Empezaron a aparecer listas de personas detenidas y él no figuraba en ninguna. A eso de la una nos llegó el dato de que formaba parte del grupo que fue trasladado a la calle Madariaga (Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, Villa Lugano, NdR). Una amiga, que justo trabaja hasta tarde por el centro, fue hasta allá y le alcanzó algo de comida y cigarrillos. A la mañana lo llevaron a declarar a Comodoro Py. Todavía no tenía a nadie que lo representara, parecía como si quisieran hacerlos declarar rápido. Por suerte apareció pronto la defensora oficial.

    Desde ahí pudo mandarle un mensaje a mi mamá. Antes de quedarse sin batería le dijo que le iban a tomar declaración y que seguro de ahí lo largarían. Un amigo fue hasta allá para esperarlo. Estuvo cuatro horas sin novedades hasta que se tuvo que ir. Al final nos enteramos que esa noche la pasaría en la alcaidía 28, que está en los Tribunales.

    El viernes a la mañana dejé a los chicos en el colegio, compré agua y comida y me fui para allá. Cuando llegué pregunté por él y me dijeron que a la madrugada lo habían trasladado al penal de Ezeiza. Casi me muero.

  • ¿Qué hiciste?
  • Me quedé parada un rato largo en la esquina, sin saber qué hacer. Vi que había otra gente, algunos llorando. Pensé que podrían haberse enterado de la misma manera que yo. No quise llamar a mi mamá, no sabía cómo iba a recibir la noticia. No me dieron ningún dato, así que llamé a mi hermana y empezamos a buscar los números de Ezeiza por Internet. Tuve que llamar cárcel por cárcel de las que están ahí. Está todo hecho a propósito para que no sepas nada.

    Supimos dónde estaba Facundo porque me llamó la pareja de otro de los chicos detenidos, que sí había logrado comunicarse. Me avisaba que mi hermano estaba ahí y me pasó un número. Si no hubiese sido por esa cadena armada por ellos mismos, no sé cuándo lo hubiéramos encontrado.

  • ¿Cuándo pudiste verlo?
  • El jueves siguiente. Las visitas son los jueves y domingos, pero la autorización demora unos días, así que recién una semana después lo pude ver. Por suerte ese jueves fue feriado, si era día hábil no hubiera podido ir hasta el domingo.

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  • ¿Cómo está él?
  • Desde el primer momento su preocupación fue su familia, que no estemos mal. Siempre busca cuidarnos. Es la primera vez que pisamos una cárcel, encima por un familiar que es totalmente inocente. Las condiciones de detención sabemos que no son buenas. Cuando entró al penal no le dieron ni una manta, ni elementos de higiene, nada. Los únicos que les aportaron algo fueron los presos que ya estaban ahí. Los recibieron mucho mejor que la policía y los penitenciarios.

    A Facu no lo vas a ver intranquilo. Cuando lo vamos a ver nos recibe con una sonrisa. Pero no debe ser fácil bancarse esto. Para él fue duro ver cómo quedaba preso mientras casi todos los demás fueron liberados, sabiendo que estaban todos en la misma. Estoy convencida de que cuando salga no va a ser el mismo que era cuando entró. A todos les debe pasar lo mismo. Quiero que salga ya, pero sé que vamos a tener que acompañarlo y contenerlo mucho cuando nos lo devuelvan.

    La sorpresa, la solidaridad, la lucha

    Micaela y su familia esperan buenas novedades de la Cámara de Apelaciones. Saben que el Poder Judicial de conjunto es parte del mismo Estado que hoy reprime y encarcela a personas por manifestarse y protestar. Eso los llena de incertidumbre. Pero también saben que de este lado está la solidaridad de clase y el compromiso de miles de personas con su hermano, con el resto de los detenidos y con la verdad y la justicia.

  • ¿Por qué pensás que está preso?
  • Yo creo que, si fuera por ellos, los cinco se podrían pudrir en la cárcel. Porque quieren mostrarlos como ejemplo de “lo que no hay que hacer”. Y creo que eligieron dejar presos a quienes consideraron más vulnerables. A mi hermano dicen que no lo liberan porque puede entorpecer la investigación o fugarse. ¿Qué investigación puede entorpecer? ¿Y a dónde se va a fugar, si no tiene ni para comprarse un pasaje a Mar del Plata Es una locura total.
  • ¿Qué te pasa cuando escuchás que les dicen terroristas que intentaron hacer un golpe de Estado?
  • Que están locos. Nos quieren hacer ver ante el mundo de esa forma por el sólo hecho de opinar diferente. Pero los terroristas son ellos, porque son los que están metiéndole miedo a la sociedad, haciendo este tipo de cosas. Quieren sembrar miedo diciendo “si vas a la calle te va a pasar esto”. Eso es sembrar terror, pánico. Y buscan conseguirlo a través de la violencia. Dan vueltas las cosas para que el mundo los vea a ellos como los buenos. Aunque creo que sólo los que piensan como ellos los pueden ver así.
  • Hay medios y periodistas que reproducen ese relato del Gobierno. ¿Llamaron a la familia para saber al menos su versión de los hechos?
  • Hasta el momento no. Claramente eso no es periodismo. Tampoco espero que lo hagan y hasta no sé si les daría una entrevista. Entiendo que es importante que nos escuchen en todos lados, pero ¿cómo sé que eso que les diga no lo van a terminar usando en mi contra y a favor de su discurso de odio?
  • A su vez, de este lado se multiplicó la campaña de solidaridad, incluso a nivel internacional. ¿Qué pensás de eso?
  • Me parece impresionante. Al principio no podía creer la cantidad de gente que se puso en contacto con las familias, que brindó ayuda. Nosotros no conocíamos a nadie, menos a los familiares de los otros detenidos. La red que se armó es impresionante. Hoy a Facundo lo llaman por teléfono los otros chicos que fueron liberados, preguntándole cómo está y dándole fuerzas. Se siente muy acompañado y está muy agradecido. Así como no pude creer la magnitud de lo que hicieron con esta causa, también me costó mucho creer la magnitud de esa solidaridad. Toda la gente a disposición, difundiendo. Sin toda esa fuerza, mi mamá, mi hermana y yo no podríamos haber hecho nada.

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  • La defensa de Facundo está a cargo de la Defensoría oficial, ¿cómo ven que se están manejando?
  • Desde el principio tuvieron con nosotros un trato muy humano. Si bien les tocó defender a mi hermano y otros presos por una cuestión de turno, saben que todas esas personas son inocentes y que esta causa no es para nada normal. El Gobierno está jugando muy sucio, hizo muchas cosas fuera de la ley y hoy desde la Defensoría tienen el trabajo de demostrarlo. También hay que decir que cuando a mi hermano y a los otros detenidos los trasladaron a Comodoro Py para declarar, quisieron hacerlos hablar sin presencia de sus abogados. Por suerte en su caso llegó a tiempo una de las abogadas del equipo de la Defensoría, que pudo hablar con él dos minutos y acompañarlo en la declaración.

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  • ¿Cómo está hoy la familia
  • Y… los días pasan para todos. Primero pensábamos que iba a ser uno o dos días, pero ya van veinte y nada cambia, no tenemos certeza de nada. Principalmente para él, que está adentro. Por momentos nos desespera tanta incertidumbre, sin una razón real para que esto sea así y, encima, en una causa judicial que no tiene nada de legal. Además de cansador, es desesperante. Yo a veces no duermo pensando en mi hermano detenido, pasando frío y en las condiciones en las que está.
  • ¿Qué le dirías a quienes no conocen esta historia
  • Que se involucren, porque esto hoy nos toca a nosotros pero le puede tocar a cualquiera. Mi hermano no fue a protestar y manifestar por sus derechos individuales, fue por los derechos de todos. La Ley Bases nos caga la vida a todos. Hay gente que dice “bueno, se lo buscó, ¿qué estaba haciendo ahí?” ¡Estaba ejerciendo el derecho a manifestarse! El derecho que tenemos todos.

    Creo que el gran problema de la sociedad es ese individualismo, el hecho de que te dé igual lo que le pasa al que está al lado tuyo. ¿Pero cómo hacés para que todo te dé igual? Más allá de lo que le está pasando a Facundo y su familia, creo que la gente tiene que empezar a salir a la calle, porque esto ya no da más. Que se involucren.

  • ¿Y al Gobierno qué le dirías?
  • Nada. Ni siquiera podría dirigirles la palabra.

  • Micaela y Elena, hermana y madre de Facundo Gómez | Foto Prensa Ademys

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