El show de Patricia Bullrich: un montaje mediático y represivo para desalojar la plaza antes de que se vote

La ministra de Seguridad no solo montó un desmesurado operativo policial sino que también elogió a los sindicatos que se retiraron y montó falsas acusaciones contra la izquierda y el kirchnerismo con el objetivo de militarizar el centro porteño. Gran apoyo de corporaciones mediáticas a esta operación para intentar aprobar una ley a favor de los poderosos y demonizar a los que luchan.

Desde las primeras horas de la tarde, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, utilizó el desmesurado operativo de fuerzas de seguridad que había montado desde temprano para desatar una violenta represión contra miles de personas que se encontraban manifestando contra la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal.

El objetivo era claro: desalojar las calles del centro porteño aledañas al Congreso Nacional, para que cuando se vote la Ley Bases -un paquetazo a favor del gran poder económico-, el territorio estuviera despejado. Un ataque en toda la línea contra los que manifestaban su descontento contra una situación social muy grave y un plan económico para profundizar el ajuste y la entrega.

Pero no todo terminó ahí. En horas de la noche, la funcionaria utilizó las pantallas del canal TN del Grupo Clarín para elogiar a los sindicatos que estuvieron “pacíficamente” y atacar en cambio a la izquierda y el kirchnerismo por “violentos”. No es casualidad: la burocracia sindical le hizo un favor enorme al Gobierno de Milei y al gran capital. No solo los “gordos” alineados con Daer que se borraron desde el principio, sino también aquellos burócratas de otros sindicatos de CGT y CTA que sí fueron (Camioneros, bancarios, metalúrgicos, estatales, etc), pero se borraron después del mediodía (en algunos casos sin siquiera llegar a la plaza) mientras la ley aún no había sido aprobada y la manifestación callejera era clave para intentar derrotar la ley.

Una traición en toda la línea que le facilitó la tarea al Gobierno.

Casualmente, a las 16 horas cuando se habían retirado las columnas de la CGT pero se esperaba la llegada de sectores que salían de sus trabajos, así como agrupaciones y sectores que se habían convocado cuando terminase el horario laboral, la Policía y Gendarmería comenzaron con una provocación, tirando desde arriba de las vallas, tirando con los hidrantes, generando corridas y confusión, así como la respuesta de algunos sectores. Unos organizados y otros no está claro organizados por quién

Pero eso no era todo: horas más tarde desde la “Oficina del Presidente de la República Argentina” difundieron un mensaje para felicitar “a las Fuerzas de Seguridad por su excelente accionar reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granadas, intentaron perpetrar un golpe de Estado, atentando contra el normal funcionamiento del Congreso de la Nación Argentina”. El show se completaba con acusaciones falsas como la posesión de granadas.

Antes, el vocero presidencial Manuel Adorni había tuiteado contra la izquierda, acusándola de violenta, “casualmente” en momentos en los que comenzaba la represión más dura.

El montaje -confundiendo acciones de servicios de inteligencia e infiltrados, cosas que Bullrich ya hizo anteriormente como ministra de Macri-, con gente que legítimamente marchó para manifestar su bronca, era completado desde temprano en la tarde por las pantallas y portadas de muchos medios hegemónicos que acompañaban con títulos catástrofe la campaña de demonización de las miles de personas que se manifestaban para enfrentar las leyes.

El combo, absolutamente orquestado por distintos factores del poder, tenía un único fin: justificar una enorme militarización, una cacería por todo el centro porteño y detenciones para despejar las calles antes de la votación de la ley. Pero son expresiones de un gobierno que tiene enormes dificultades para avanzar con su plan. Hay que redoblar la movilización para enfrentar todo el plan de conjunto.

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