El deterioro de la Ruta 22 ha causado malestar entre los ciudadanos de Río Negro y Neuquén, mientras el gobierno sigue postergando su reparación.
La Ruta Nacional 22, una de las arterias principales para los rionegrinos y neuquinos, se ha convertido en un emblema de promesas incumplidas. La infraestructura vial, que conecta importantes ciudades de la región, sufre un estado de abandono que afecta a miles de conductores diariamente.
La ruta presenta un deterioro grave en varios tramos, aumentando el riesgo de accidentes y congestionamientos. A pesar de los constantes reclamos de los ciudadanos y las promesas de reparación, los trabajos siguen sin concretarse, y muchas de las licitaciones han quedado en suspenso debido a la crisis económica que afecta a las empresas adjudicatarias.
El gobernador Alberto Weretilneck ha tratado de avanzar en las negociaciones con el gobierno nacional para incluir la reparación de la ruta en el presupuesto 2025, pero las soluciones siguen siendo inciertas. Mientras tanto, la indignación de los ciudadanos crece, y las obras parecen más una promesa eterna que una realidad tangible.