Corte Suprema: En nombre de la democracia, contra el pueblo

Un fallo de la Corte Suprema que prioriza principios abstractos sobre la voluntad popular y expone la hipocresía del Poder Judicial.

La decisión de la Corte Suprema de declarar inconstitucional la reelección indefinida en Formosa no es un triunfo de la democracia, sino una lectura idealista y CABA-céntrica que ignora la realidad del pueblo formoseño. No se trata de defender a Insfrán, sino de cuestionar el paternalismo con el que cuatro jueces vitalicios deciden qué es mejor para millones de personas que, elección tras elección, han avalado masivamente un proyecto político con más del 70% de los votos.

¿De verdad creen que el pueblo de Formosa es estúpido, sometido o incapaz de decidir? Este fallo insinúa que sí, negando la voluntad popular bajo el pretexto de defender un principio republicano que no está en la Constitución: la alternancia. La democracia es elección, no alternancia impuesta. Decirle a la gente que no puede elegir a quien quiere porque un grupo de jueces lo considera antidemocrático es, irónicamente, la negación de la democracia misma.

Además, la hipocresía es evidente. Dos de estos jueces llegaron a la Corte por decreto, evadiendo los mismos principios constitucionales que ahora dicen defender. ¿Cómo pueden estos guardianes del Lawfare, parte de un Poder Judicial arcaico, con nula legitimidad popular y una imagen por el suelo, dictar cátedra sobre republicanismo?

La democracia no es solo un concepto metafísico o un ideal abstracto; es un sistema que debe reflejar la voluntad del pueblo en el mundo real. Si el pueblo está contento con su gobernante, ¿por qué romper ese proceso? Si algo necesita reforma urgente, no es el derecho del pueblo a elegir, sino un Poder Judicial que ha funcionado como escribanía del poder en dictadura y democracia, siempre de espaldas al pueblo.

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