A pesar del superávit fiscal, la deuda de Argentina se dispara a niveles alarmantes debido a políticas económicas insostenibles y distorsiones cambiarias.
La reciente publicación del «Boletín Mensual de Deuda – Septiembre 2024» por parte de la Secretaría de Finanzas ha dejado en evidencia una realidad preocupante: el gobierno nacional sigue acumulando deuda a un ritmo desmedido, incluso en un contexto de superávit fiscal. Este fenómeno no solo pone en duda la sostenibilidad de las finanzas públicas, sino que también desvela un relato oficial que, al intentar minimizar los problemas, termina ocultando la verdadera magnitud de la crisis.
Una deuda que crece por encima de los parches gubernamentales
Según el informe, la deuda total de Argentina asciende a u$s460.068 millones, un incremento de u$s89.395 millones en lo que va del año. Este aumento exponencial tiene sus raíces en dos factores principales: la transferencia de pasivos del Banco Central al Tesoro y la inflación descontrolada, que ha disparado la deuda indexada por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). El gobierno, lejos de reconocer el impacto de sus propias políticas, insiste en utilizar métricas distorsionadas, como el tipo de cambio oficial, para maquillar la realidad.
El engaño detrás del tipo de cambio oficial
Uno de los puntos más controvertidos radica en el uso del tipo de cambio oficial para calcular la deuda en pesos. Este tipo de cambio, anclado artificialmente, no refleja las condiciones del mercado ni la verdadera presión inflacionaria que enfrenta el país. El gobierno, al optar por esta métrica, oculta el aumento real de la deuda en moneda local, que, ajustada por CER, ha crecido de manera desproporcionada. Un ejemplo claro es cómo una deuda de $80.845 en diciembre de 2023, equivalente a u$s100 en ese momento, pasó a $206.774 o u$s213 en septiembre de 2024.
Distorsiones cambiarias y maquillaje de cifras: La estrategia oficial para confundir
El gobierno no solo manipula las cifras mediante el uso del tipo de cambio oficial, sino que también presenta una «deuda consolidada» que excluye los pasivos más problemáticos, como los convertidos a dólares mediante canjes de bonos del Banco Central. Esta presentación, en lugar de aclarar la magnitud real de la deuda, confunde aún más, proyectando una imagen distorsionada de la realidad económica.
Para tener una evaluación más precisa, es necesario considerar la deuda bajo el dólar contado con liquidación (CCL), un tipo de cambio mucho más representativo del mercado. Al hacerlo, se revela que la deuda consolidada ha aumentado en u$s68.759 millones desde noviembre de 2023, alcanzando un total de u$s423.933 millones en septiembre de 2024. Esta cifra, lejos de lo que intenta vender el relato oficial, refleja el profundo deterioro de las finanzas públicas.
Una deuda insostenible y sin perspectivas de mejora
A pesar de los esfuerzos del gobierno por suavizar las cifras y presentar una imagen más optimista, la realidad es que la sostenibilidad de la deuda argentina sigue siendo extremadamente incierta. El aumento desmesurado de la deuda en pesos, indexada a la inflación, y el constante uso del endeudamiento para cubrir desequilibrios fiscales, generan un panorama sombrío para el futuro del país.
En lugar de abordar de manera seria las distorsiones estructurales de la economía, el gobierno prefiere mantener un tipo de cambio desfasado y seguir acumulando deuda, sin ofrecer soluciones reales a los problemas de fondo. La inflación descontrolada y las medidas económicas erráticas han llevado al país a un callejón sin salida, donde el único resultado previsible es un mayor endeudamiento y una crisis aún más profunda.
El relato oficial puede intentar maquillar las cifras y minimizar la gravedad del problema, pero la realidad económica es ineludible: Argentina está atrapada en una espiral de endeudamiento que, de no ser corregida, hipotecará el futuro de la nación y profundizará aún más la desigualdad y la pobreza.