Un Nuevo Escenario de Poder y Desdolarización Energética
El valor del dólar como moneda de reserva mundial se sustenta en dos pilares fundamentales: el poderío militar consolidado tras la Segunda Guerra Mundial y el abandono del respaldo en oro en la década de 1970. Este último aspecto no está relacionado con la confianza inherente a la moneda, sino con un acuerdo entre el gobierno de Richard Nixon y Arabia Saudita para cotizar todo el petróleo mundial en dólares, lo que dio origen a los «petrodólares». Esta estrategia creó una demanda constante de dólares para adquirir petróleo, estableciendo al dólar como la moneda preferida para las transacciones internacionales.
Con la reciente incorporación de Irán, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Argentina y Etiopía, el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se transforma en una gigantesca usina de poder en términos energéticos y geopolíticos. Estos nuevos miembros aportan casi la mitad de las reservas mundiales de petróleo y más del 40% de las reservas de gas, estableciendo así una poderosa coalición que redefine la dinámica energética global.
Energía: Una Forma Pura de Poder
El petróleo y el gas se han convertido en monedas de poder en el escenario internacional, y con esta incorporación masiva de productores de energía al BRICS, se configura una nueva dimensión geopolítica. El dominio energético se traduce en influencia y capacidad de negociación en el ámbito global. Este poderoso bloque tendrá un impacto significativo en la economía mundial y en la distribución de poder entre las naciones.
Desdolarización: El Cambio de Paradigma Financiero
Otro aspecto crucial de la cumbre BRICS es la propuesta de dejar de utilizar el dólar tanto entre los miembros del bloque como en sus transacciones con terceros países. Esta decisión, de ser implementada, tendría un impacto masivo en la estructura financiera global. Tradicionalmente, el dólar ha sido la moneda de reserva dominante respaldada por el poderío militar y los acuerdos petrodólares. Aunque la desdolarización comenzó hace más de un cuarto de siglo, en 1999 el 71% de las reservas globales se mantenían en dólares. Sin embargo, en 2021, esa cifra se había reducido al 58%. Este cambio se debe en parte a la transformación del comercio internacional en las últimas dos décadas, donde China, que antes tenía una relación comercial limitada con Arabia Saudita, ha incrementado su comercio con el país árabe de manera significativa, triplicando incluso su comercio con Estados Unidos.
Desafiando el Status del Dólar
La estrategia del BRICS se alinea con la intención de correr al dólar del comercio de commodities, especialmente en relación con el petróleo. El objetivo es desvincular la economía mundial de la dependencia del dólar y fomentar una mayor autonomía financiera. Si esto se concreta, el dólar perdería su estatus privilegiado y su valor podría volverse más inestable en función de factores económicos de los países emisores.
Repercusiones para Argentina
Este panorama internacional tiene implicaciones importantes para Argentina. En primer lugar, si el dólar experimenta inflación, la deuda argentina se licuaría. Por otro lado, si el dólar se vuelve más volátil, podría desencadenar un proceso de desvinculación de la moneda en la economía argentina, lo que facilitaría la transición hacia un sistema menos dependiente del dólar y del sistema bimonetarista actual.
El BRICS no solo representa una alianza económica y energética de gran envergadura, sino también un movimiento que desafía el orden financiero global establecido. La convergencia de estas naciones en torno a la desdolarización y la reconfiguración de la dinámica energética es un hito significativo que podría tener ramificaciones profundas en la geopolítica y la economía mundial.