Menem y Milei: tragedia y farsa

El presidente se mira en el espejo del riojano, pero la realidad le devuelve otra cosa. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

  • El nivel de exitismo del Gobierno es directamente proporcional al tamaño de las dificultades que enfrenta ¿Qué quiero decir?: que cuando más se autofesteja o sobrevalora sus “logros” es porque mayores son las contradicciones que tiene por delante.
  • Lo vimos por estos días con dos hechos: uno fue el festejo del 8,8% de inflación de abril (con foto de abrazo entre Javier Milei y “Toto” Caputo, y grito de gol incluido, posteado por el Presidente en sus redes). El Gobierno festeja que “logró” la misma inflación que dejó Sergio Massa cuando se fue del Ministerio de Economía. Altísima.
  • El otro hecho fue un “festejo homenaje” a propósito de la colocación del busto de Carlos Menem en la Casa Rosada. Un Milei emocionado hasta las lágrimas repitió que fue el mejor presidente de la historia y que gracias a Menem, él mismo es presidente.
  • Sobre el primer punto: ¿en qué está sostenida esta baja de la inflación? Esencialmente, en un retroceso descomunal de la actividad económica con la perspectiva cierta no sólo de una recesión, sino de una depresión. Tomo algunos datos de un muy buen artículo que publicó Pablo Anino el domingo pasado en La Izquierda Diario que muestra el complicado panorama económico.
  • Veamos algunos datos de la actividad en general: las estadísticas sobre los despachos de cemento, un indicador de lo que pasa en la construcción, mostraron una contracción fue del 36 % en términos interanuales (versus abril 2023). Otro dato general: en marzo, el índice de producción manufacturero retrocedió 6,3 % con relación a febrero y 21,2 % con relación a marzo del año pasado.
  • En términos de salario: según el Índice de Salarios del INDEC, en el período noviembre 2023-marzo 2024, la caída es del 12 % entre los trabajadores formales del sector privado y del 21 % entre los trabajadores formales del sector público. Entre los informales el retroceso es del 27 %. Este es un “ancla” para la inflación: licuar salarios e ingresos y que nadie compre nada.
  • En términos de la necesidad de conseguir dólares: allá lejos y hace tiempo que quedó trunca la promesa de obtener divisas para una “dolarización”, pero tampoco Caputo consiguió los famosos U$S 15 mil millones que había prometido para salir del cepo cambiario. En las reuniones con prestamistas, inversores o con el FMI le dicen “muy bien, todo muy lindo”, pero el programa aún tiene muchas inconsistencias y le falta consenso político.
  • Sobre el “éxito” del ajuste fiscal: os buenos resultados en términos de déficit en los primeros meses del año no resultan sostenibles y este es un consenso de prácticamente todo el arco ideológico de economistas ¿Por qué? porque esos éxitos se alcanzaron gracias a la licuación de jubilaciones y de otras partidas del presupuesto social, a la paralización de la obra pública y de los envíos de recursos fiscales a las provincias. Pero también gracias a la postergación de pagos, como ocurre en el caso de las empresas de generación de energía a las cuales quieren colocarles títulos de deuda para patear hacia adelante la cancelación de deudas. Es decir, esto no puede mantenerse en el tiempo.
  • Una última sobre la economía, el tema del dólar y el aumento mensual o la devaluación del 2% que fijó el Gobierno (el famoso crawling peg), mientras la inflación viene del 12-15 al 9%. Esto genera el famoso “atraso cambiario” y presiones devaluatorias (por ejemplo, entre los exportadores del campo). Sin embargo, si el gobierno devalúa, inmediatamente se traslada a precios y se desmorona uno de los éxitos: la baja de la inflación. Si lo mantiene así pierde todas las “ventajas” de la devaluación. Miguel Ángel Broda dijo que en junio, si se sigue este ritmo, se habrán perdido todas esas “ventajas” de la devaluación de diciembre.
  • En síntesis: el programa hace agua por todos lados y es insostenible en el tiempo en los mismos términos en los que está planteado hoy.
  • Ahora, vayamos al otro punto: Menem. Milei quiere verse reflejado en ese espejo y, probablemente, su objetivo sea el mismo, lo que son diferentes son las condiciones. Para este caso vale la frase de Marx en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una tragedia y la segunda como una farsa”.
  • Porque en primer lugar, el mundo es muy diferente: en los ‘90 EEUU, país al que se había aliado Menem mediante las “relaciones carnales”, era una potencia indiscutida (fin de la Guerra Fría y el colapso de la URSS); el neoliberalismo estaba aún auge (luego de imponerse el reaganismo-thatcherismo en los ‘80), con capitales en busca de inversión por el mundo que, incluso llegaron a la Argentina para comprar “las joyas de la abuela”(privatizaciones) que la Argentina tenía y en abundancia. Nada que ver con el mundo actual, con la emergencia de las guerras comerciales, el proteccionismo y la crisis de la globalización, y la hegemonía norteamericana desafiada quizá como nunca desde la segunda posguerra.
  • En el terreno interno (junto a la hiperinflación como factor disciplinador) Menem impuso un cambio de la relación de fuerzas cualitativo, infringiendo derrotas a sectores estratégicos de la clase trabajadora. Para eso contaba con el músculo político del PJ y como aliada íntima a la burocracia sindical.
  • Hoy Milei cuenta con muchos colaboracionistas con ganas de “ir en auxilio del vencedor” entre la dirigencia política tradicional y la dirigencia sindical, pero lejos del volumen que conquistó Menem. Porque, entre otras cosas, el programa de Milei no tiene el mismo aval social. Tomo solo un hecho que lo certifica: el primer paro general contra Menem fue el 9 de noviembre de 1992 (mas de tres años después de su asunción), Milei ya tuvo dos en cinco meses y se discute la posibilidad del tercero.
  • Por último: la cuestión del consenso. La mayoría de los estudios de opinión reflejan que Milei mantiene un apoyo en general, entre otras cosas porque “recién empieza” (y porque sigue mostrando la bronca y el rechazo a todo lo anterior), pero cuando se preguntan por las medidas concretas, mayorías nítidas se oponen a las propuestas de Milei (en privatizaciones, jubilaciones etc.) Que estas contradicciones se hagan evidentes es solo una cuestión de tiempo. Entre otras cosas, ¿por qué? Porque a diferencia del consenso menemista hoy el rechazo no es sólo contra un modelo “semiestatista” o “dirigista” que fracasó, también se rechaza (o mucha gente rechaza) el modelo neoliberal que dejó los resultados que dejó en la década del 90′ y tuvo un intento de reedición muy frustrado con Mauricio Macri en 2015.
  • Entonces, contrario el bilardismo al que dice adherir (que indicaría que los goles se festejan cuando el árbitro ordena sacar del medio), Milei está festejando goles que no son y puede soñar con ser el nuevo Menem, pero por ahora, el espejo le sigue mostrando a Milei.
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