“Me da vergüenza decirles lo que tienen que hacer”: la curiosa defensa de Grabois a la inmóvil CGT

En medio del debate en Diputados de las leyes de ajuste y saqueo al pueblo trabajador, el líder de Patria Grande y la UTEP hizo declaraciones en las que, con resignación culposa, se negó a cuestionar a la dirigencia sindical. “Me da un poco de vergüenza decirles lo que tienen que hacer”, afirmó sobre quienes dieron el visto bueno para que el Gobierno encare una reforma laboral reaccionaria.

Entre el lunes y el martes el país entero fue testigo de cómo, en la Cámara de Diputados, el oficialismo lograba media sanción a su proyecto de Ley Bases, gracias a la inestimable colaboración de sectores de la “oposición” colaboracionista. Una vez votada en general, la ley pasó a votarse por cada capítulo en particular.

Mientras tanto, en las redes sociales se hacía primera tendencia el hashtag #TraidoresALaPatria (en referencia a los diputados que votaron a favor), seguido por apellidos como Bregman y Del Caño (repercusión de las enormes intervenciones de les diputades del PTS-FITU). Y en los medios de comunicación resonaban todo tipo de voces, especialmente las que denuncian el plan general de Javier Milei y sus secuaces contra la clase trabajadora y los sectores populares.

Una de esas voces fue la de Juan Grabois, dirigente de Patria Grande (parte de UxP) y de la UTEP. Invitado el programa “Pase lo que pase” de Radio Con Vos, Grabois dialogó con los periodistas Ernesto Tenembaum y Reinaldo Sietecase.

“Es un día tristísimo”, dijo Grabois por la aprobación de la Ley Bases. “Si uno lee la ley, artículo por artículo, no hay una sola cosa que no sea un Hood Robin”, agregó. Y en ese sentido cuestionó a los sectores no oficialistas que votaron a favor, reconociendo que albergaba una esperanza de que así no fuera.

En la entrevista desarrolló varios argumentos similares a los ya esgrimidos por sus compañeros de UxP en los últimos días para votar en contra de los proyectos oficiales. Y no se privó de citar algunos clichés de Jorge Bergoglio en su versión Francisco. Sin embargo, aportó una “novedad”. Fue respecto a la conducta de la dirección de la CGT (que se podría extender a las de la CTA) ante el importantísimo debate parlamentario de estas horas.

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Le preguntaron qué cree que pasa con el peronismo y la inmovilización de la CGT, evidenciadas este lunes y martes donde hubo manifestaciones frente al Congreso pero los dirigentes sindicales deliberadamente se ausentaron y no convocaron a movilizar. Vale decir que la UTEP sí convocó a manifestarse el lunes.

“¿Por qué no está la CGT?… Yo veo que el movimiento sindical, que es víctima de una campaña de demonización permanente, ‘sindicalista igual a malo’, tuvo un rol importante en la resistencia a las primeras medidas, con las huelgas (¿?, NdR) y con la movilización que hizo el 24 de enero, casi como un despertador de los derechos laborales”, respondió de corrido Grabois buscando pasar rápido a otro tema.

En esa línea, agregó que “hay decenas de miles de delegados de fábrica, de dirigentes sindicales, que son gente extraordinaria”. Y que, respecto a “los dirigentes nacionales”, hay que “matizar las generalizaciones”. En ese marco, remató: “La definición de movilizar o no movilizar el día de la votación… la verdad… yo ya no soy más parte de una organización popular reivindicativa y me da un poco de vergüenza decirles a los demás lo que tienen que hacer”.

Grabois dio una vuelta de rosca más al tema. Parafraseando a Milei, dijo: “En eso hay que ser bilardista, conseguir resultados y no hacer escándalos para discutir quién es más combativo… No creo que (los dirigentes de la CGT) estén dando ningún visto bueno a esta reforma. A lo sumo trataron de reducir daños, habida cuenta de que la oposición que no se opone iba a votar”.

Ya en el extremo de la resignación culposa, el dirigente sentenció: “Es muy difícil lograr victorias en este contexto… Muy difícil… ¿Eso quiere decir que no hay que pelear? No, hay que pelear y yo creo que los movimientos sociales, el movimiento sindical, el movimiento estudiantil están peleando y a la larga (… o a la corta) la tortilla se va a dar vuelta”.

Poco después de esa entrevista, el mismo Grabois escribió en X: “Otra jornada infame en la historia argentina. Ganaron las corporaciones transnacionales, perdió la industria nacional; ganaron las elites privilegiadas, perdieron las mayorías populares; ganaron los narco-lavadores, perdieron los contribuyentes. El círculo rojo lo escribió, su gobierno libertino lo rubricó y la tan mentada casta lo votó”.

A ese tuit se le podría haber agregado “y a dónde está, que no se ve, esa famosa CGT, como dice el tradicional cancionero popular. Pero por lo visto no será Grabois quien lo escriba.

Borrado

Como ya se dijo en este sitio, Grabois está prácticamente borrado de las peleas en curso contra el ajuste. En enero-febrero, durante el primer debate por la Ley Ómnibus, se lo vio solo una vez. Fue en los primeros días, cuando tardíamente se apersonó frente al Congreso con un grupo de compañeres. Para entonces la brutal represión y la resistencia ya habían terminado. Luego, cuando la represión recrudeció y hubo manifestantes con heridas graves (como el abogado del CeProDH Matías Aufieri), directamente no se lo vio en la calle.

Grabois tampoco estuvo en las manifestaciones de los trabajadores y trabajadoras de GPS-Aerolíneas Argentinas despedidos. Movilizaciones en las que, además de la participación lógica y esperable del Frente de Izquierda, participó un amplio arco político y sindical. Para no hablar de su ausencia en el proceso de resistencia de las y los estatales a los despidos masivos. Ni siquiera se mostró solidario con su presencia en la jornada nacional de lucha que tuvo su epicentro en la sede nacional de la Secretaría de Trabajo.

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En estas horas se está viviendo un momento histórico que, lejos de traer buenas noticias para millones de laburantes, preanuncia ataques duros de parte del Gobierno nacional a las condiciones de vida de la clase obrera y el pueblo pobre. Es precisamente en estos momentos donde el temple pero también las estrategias de quienes dicen defender los intereses populares se ponen a prueba. Si a Grabois la “da un poco de vergüenza” plantearles, de cara a la sociedad, a los dirigentes sindicales lo que deberían hacer para aportar en serio a esta lucha, bien vale preguntarse no sólo por ese temple sino, mucho más, por su estrategia.

Aparentemente volcado de lleno a decorar su imagen de cara a las elecciones de medio término del siglo… perdón, del año que viene, Grabois les dice a sus seguidores que hoy no se puede hacer mucho para frenar a Milei y su banda de forajidos que llegaron al poder para saquear al país. A lo sumo, propone manifestaciones testimoniales que suenan más a chaski boom que a las armas necesarias para torcerle el brazo a los planes libertarianos.

Un día de estos, que no nos extrañe que como única línea de acción “combativa” Grabois proponga hacer una peregrinación a Luján. Quizás ahí burócratas como Daer, Acuña, Barrionuevo, Moyano y otros se dejen tentar y acudan a la ceremonia. Entonces, quizás, al admirador del Papa se le vaya la vergüenza.

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